El cuerpo grita lo que la boca calla
Esta frase la venimos escuchando hace ya unos años, desde diferentes disciplinas, principalmente psicológicas y médicas.
¿Pero que sugiere?
Simplemente, que todo aquello que no podemos expresar, se convierte en un “arma arrojadiza” para nuestro inconsciente, que, escogiendo la parte más vulnerable del cuerpo, el llamado genéricamente “órgano facilitador”, comienza a dar señales de un conflicto anímico, mediante dolencias más o menos graves, desde un simple sarpullido a un desorden cardíaco.
Esto sostenemos todos los profesionales que hoy en día tenemos claro que la división “cuerpo-mente” nada tiene, justamente, de claro.
Por eso cuando una persona acude a terapia y lo primero de lo que habla es de una “enfermedad”, yo, personalmente, sospecho que por debajo subyace un conflicto inconsciente y que, resolviendo este problema emocional, se resuelve o facilita la cura de la dolencia física.
Podríamos invertir aquel viejo proverbio nacido en una cita latina que proviene de las Sátiras de Juvenal, que sentencia: “Mens sana in corpore sano”, aseverando “Corpore sano in mens sana”.